¿Es posible, Señor, que te haya visto realmente?
¿Yo? ¿Un sucio pecador indigno y soberbio?
¿O fue sólo mi imaginación pertinaz?
Me ha sido dado por mis ancestros
Que a ti debo clamar con sosiego
Prosternado y en reverente silencio
Sin apenas asomo de emoción
O lo estaría haciendo como hace el vulgo
En insultante griterío
Por mis padres me ha sido dada
La sabiduría de los Misterios
El largo y espinoso camino
De las Iniciaciones Herméticas
Dame Señor,
El discernimiento de saber la verdad
Si te vi, dame por favor el conocimiento
Y si no te vi, también
Yo tengo para mi
Que soy tan indigno de ti
Como lo he sido siempre
Mi cabeza rodó
Imaginación o Epifanía
Esto fue lo que vi:
Postrado a tus pies
Vi tus sagradas sandalias
Coronadas por tu blanco manto
En la Majestad y la Gloria
Del Trono del Altísimo Inefable
Vestía yo de blanco
Y humillado delante de ti
Me vi tan diminuto
En medio de una bruma blanca
De Sacra Santidad
¿Será posible Oh Dios
Que te haya visto realmente?
Mi mente vacila
Llena como está de apócrifos libros y filosofías
De poesías y argucias literarias
De ideologías sibaritas e inútiles
En la visión no me atreví a levantar la cara
Llena de perplejidad y de afiladas lágrimas
Que sangraban mis mejillas
De justa culpabilidad
Tan indigno soy de ti, Oh Señor
Que no lo creo
Porque los Misterios dictan
Que en algazara no se llega a ti
Revélame Oh mi buen Dios
Si fue Visión o alucinación
Porque quiero saber
Que no esté cayendo
En la trampa del fanatismo
Amén.
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