¿Qué conmoción ha sido,
que daré la espalda a La Santa Sede
y me postraré y besaré las mantas
del traidor, bárbaro germano?
¿Quebrantaré mi fidelidad
y los dignos votos católicos
de mis ancestros?
¿Tiraré por borda,
en pérfida sublevación,
las promesas a mi abuela
de futuro sacristán y sacerdote?
¿Besaré el anillo rebelde
y bajaré al redil Reformista
donde la insultante algarabia
presume de fervor, candor y de Primicias?
No es traición la verdad
ni insurrección
ver el otro lado de la cruz
Es hoy
hambre de Palabra
y de fidelidad a Jesús
mi Único Salvador.
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