martes, 17 de noviembre de 2015

Esa llama que eras tu


A Tinacad,
esa hermosa fotógrafa

Tu imagen incrustada en mi pecho
Atenaza al espíritu insatisfecho
Busco en vano en la memoria
En que pudimos ser una historia
Llena de ilusión, vida y provecho


Tu recuerdo es hoy una suave chispa
Que quiso ser llama, fuego, lava cósmica
Una comunión con el Universo, con el todo que crispa
El Destino lo quiso, pero no mi terror que mortifica


Hoy se extingue esa chispa, que aún gime
Se muere lánguidamente, en el corazón que oprime
Que quiso ser fulgor abrasador y no tormento
Una escaramuza de pasión que no halló momento
Y que hace llorar hoy a las esperanzas condenadas al desplome


Oh tu, noble peliroja, que sin sospecha te has ido
Llena de sueños y anhelos mios que he vertido
En palabras chapuceras y de olvido
Que me traerán un día paz y amor convertido
En lenguaje tenaz y querido.


Al fin no sé
Si contigo me perdí del Paraiso
O me salvé del Infierno.


Gustoso hubiera caído de la mano contigo
o eufórico hubiera ascendido al más alto Olimpo
Tu mi vida envuelta en sábanas de seda
Repleta de imposible belleza y alabada por la polvareda
De mi sueño infantil de un idilio contigo


Mi alma hoy todavía te busca estéril
Te dibuja con tus gafas, con tu boca y tu sonrisa
Busca hacerte otra vez de nuevo, tu piel de marfil
Y encabritada y compungida te arma a toda prisa


Pero ya es tarde, clama el reloj.
Tu cabello de sangre y de fuego
Todavía busca habitación en mi pensamiento
Pero el fuego y la sangre se extinguen
Como el viento se lleva la arena


Quizá un día el Destino quiera cruzarnos otra vez
Y entonces habré vencido a la idiotez
Y comprenderé de pronto que eras tu
Ese noble amor que mi alma siempre esperó con altivez.

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