jueves, 11 de enero de 2018

Eres tu...

Es bella, a qué dudarlo. Arrolladora y de irresistible sonrisa blanca. De piel nívea y pelo de ébano. Cuando la vi por vez primera la creí seria. Le atribuí ese aire augusto a viajes y a evasiones extranjeras. No me equivoqué. Es de una ensordecedora elocuencia y de un embriagador aroma a jazmines y a orquídeas. Es hermosa, pero además es brillante, de inteligencia vivaz y sutil. Sus manos de porcelana son de una eficacia terrible. Por lo menos el volante lo sabe así. Sus ojos de Nefertiti a veces son intimidadores, de una belleza franca pero no siempre tranquila. Se alborotan por fuegos internos que no conozco y en otros momentos son estanques serenos que tentan la exploración. Por ellos he querido bajar, algún día, si la Providencia así lo dispone. Su pelo de ébano es fogoso; de él emana un aroma narcótico que casi ilumina los pulmones y aturde mis sentidos. Eras tu, eres tu. 

Continuará...

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