Anoche, rojos pensamientos taladraban mi mente
Y volví sin resistencia al caótico torbellino
Donde la muerte se mimetiza en vana diversión
Y allí, erráticamente, se perdía mi simiente
Espíritus mudos me gritaban en la sombra
Y yo, inerme, obedecí como un autómata
Llevado por oleadas de negra sensualidad impúdica
Buscaba en vano un erotismo de drogata
Arrastraba mi atonía por ruidosas calles
Y extraviado trepé montes carmesíes
Un errante me apretó la mano y dijo
-Un correcto pensar, es un correcto actuar-
Y desapareció como una nube gris
Recusé y seguí deslizándome indeciso
Me embriagaba con infaustos cigarrillos
Hasta ver la luz del día que nacía amenazante
Y las sombras cobardes se fugaban
Esperando nuevamente las tinieblas de la noche
Y salir a asolar el mundo nuevamente
Esperaban pérfidos espectros
Hasta la cruel y lunar noche
En este priorato maldito
Llamado de la Santa Fe
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